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Sinopsis de “EL TIEMPO Y LA DESTRUCCIÓN” del escritor Manuel Raya.


El pasado domingo 19 de noviembre del 2017,  día en que finalizaba la FILAY "I Feria Internacional del Libro de Ayacucho", organizado por nuestro  amigo  Willy del Pozo,  editor de Ediciones Altazor.  Nos dimos cita para la presentación de la novela “El Tiempo y La Destrucción” del compañero Manuel Raya, cuyo comentario estaba a mi cargo  y del libro de  cuentos “Cuentista del desierto” del maestro escritor piurano, Jorge Luis Tume Quiroga y su comentarista el maestro ayacuchano Félix Gutiérrez. Dicha presentación dio inicio a eso de las siete y diez de la noche, con un público lleno en el auditórium, la multitud estaba compuesta  por escritores locales, nacionales y los escritores del país invitado Uruguay.

La mesa nuestra, era el plato fondo de la noche, eran los dos últimos libros en presentarse en esta primera feria internacional en Ayacucho, era un cierre con broche de oro apoteósico.


A decir de la novela “El Tiempo y La Destrucción” que toca un trasfondo muy esencial a cerca de la realidad peruana vivida en los dos o tres décadas  pasadas, que los más afectados fueron los departamentos más pobres del Perú.  Y que casi con la misma intensidad se introdujo en la gran capital, causando daños muy severos en la población.


La violencia es un fenómeno social de carácter universal. Existió, existe y existirá  a través  de la historia de la humanidad; tomándose como de interés público y privado. O sea, de persona a persona y de Estado a sociedad. No por ello, tenemos que estar conformes ante tanta convulsión que hiere la sensibilidad humana.

                En tiempos actuales, ha tomado contornos peligrosos especialmente en los países de América, Asia y África donde reina la pobreza extrema como en nuestro país.

                En el caso peruano, tenemos violencia a todo nivel y crueldad con la que nos muestran diariamente los medios de comunicación, sin reparo alguno ni respeto a la población. El terrorismo en el Perú es uno de ellos, esto dejó un saldo de casi setenta mil víctimas, entre muertos y desaparecidos, durante los veinte años que duró esta nefasta guerra interna.

                     La novela del compañero  Manuel Raya se remonta a esa trágica época vivida en los años 80 y 90 en el Perú. En sus páginas del libro toca el tema del terrorismo, de manera directa o indirecta,  la cual nos da un panorama que nos ayuda a concebir y comprender la magnitud de este problema.

“EL TIEMPO Y LA DESTRUCCIÓN” de Manuel Raya, reúne cinco tramas o argumentos muy bien estructurados basados en las peripecias de un grupo de cinco jóvenes estudiantes de la universidad Federico Villarreal. “Los Chicho Boys” así  se denominaban  estos inquietos universitarios.  

Manuel Raya, al igual que a algunos otros escritores peruanos como: Roncagliolo, Alonso Cueto, Miguel Gutiérrez, entre otros,  nos muestra la trágica historia vivida en los años pasados a causa de la guerra interna, el conflicto armado y la dictadura en nuestro país. En su novela “El Tiempo y la Destrucción”  nos describen de manera singular,  historias de sobrevivencia  de un quinteto de jóvenes estudiantes de la carrera de derecho de la Universidad Federico Villareal, que desde entonces congeniaron  y eran el uno para el otro, compartiendo una vida azarosa paupérrima con aventuras, de conflicto, de amores, de locura, de muerte, de fe y de lucha social. Es una  novela urbana que retrata a la sociedad  putrefacta dejada por los pasados gobiernos que nada hicieron por mejorar la sociedad peruana; una novela contemporánea de crítica mordaz a la política corrupta de nuestra nación,  todo eso y más se puede resumir de “El Tiempo y la Destrucción”  de Manuel Raya.



La estadía del escritor Manuel Raya en Ayacucho  fue muy fructífera, tanto para él, como para nosotros los ayacuchanos. Manuel arribo a Ayacucho dos días antes de la presentación de su Novela, estos dos días en Huamanga aprovechó para expender sus textos el mismo en la feria. Compartió momentos inolvidables con niños y jóvenes de las diferentes Instituciones Educativas al igual que con algunos papás que llegaban al stand donde se encontraba firmando los libros.  Degustó de algunos platos ayacuchanos, como la tradicional puca picante. Fueron muchos jóvenes estudiantes que adquirieron sus textos “EL TIEMPO Y LA DESTRUCCIÓN” Novela y “MUNDO IN-MUNDO” cuentos.

Manuel, degustando la tradicional Pucapicante plato bandera de Ayacucho. 
 


El autor con sus lectores ayacuchanos...


El Heraldo Literario, aprovechó para robarle algunas palabras sobre su libro y sus proyectos. Compartimos  con todos ustedes.  


¿Cómo nace “El Tiempo y la Destrucción” tu segunda entrega y tu primera novela?


La historia nace en la “Villarreal”, con personajes reales que me mostraron sus vidas y en realidad es mi segunda novela, ya que tengo otra novela de ciencia ficción que fue escrita antes que ésta. La diferencia radica en que aún no fue publicada.  

¿Qué te motivó escribir esta novela?


Las experiencias de un grupo de amigos que desean cambiarlo todo. Cambiar el mundo donde viven a través de la amistad. Vivir en un mundo de corrupción que se teje desde las redes del estado es la fuerza que los motiva a cambiarlo todo a través de sus vidas. Es un cambio a través de las palabras, los libros y la literatura.


¿Esta novela es una radiografía…Un resumen de la realidad social en el que vivimos?


Es una óptica muy interesante la que mencionas Lenon. Sí; hay mucho mensaje social. Lo que hago es una radiografía del mal sistema que nos aqueja, lleno de violencia y destrucción por doquier. La salvación es vivir. Vivir el presente viendo el pasado para no repetirlo en el futuro.

¿Por ende, es una crítica que haces al sistema con este libro?


Completamente.

¿Qué significa para ti, esta entrega de tu Primera novela?


Significa una nueva oportunidad de respirar. Una manera de conocerme más. Una forma de expresarme hacia los lectores. Un segundo hijo. Muchas cosas en realidad.

¿Por qué denominaste “El Tiempo y la Destrucción” a tu novela, Cuál es el tema principal?


Denomine así a la novela porque quería transmitir un mensaje desde el título. “El tiempo” es el principal enemigo de todos; ya que desde que terminas de leer estas palabras te vas acercando al final universal; suena paradójico pero  la novela te da el mensaje de vivir intensamente como lo hacen los personajes. Y en cuanto a “La destrucción” es porque día a día los que manejan el sistema nos destruyen a través de la corrupción, la inseguridad, las faltas de oportunidades, entre otros males que nos aquejan.

¿Vas a hacer una continuación de esta novela?


Muchos me lo han pedido. Lo evaluaré porque hay otros personajes que desean ser escritos. Entre ellos destaca “La negra”, que tendrá un protagonismo marcado en la siguiente parte. 

¿Cuál es tu personaje favorito de tu libro?


Creo que todos los personajes nos trasmiten un mensaje pero Búfalo quiere cambiar las cosas a través del intelecto y eso se aplaude. El chato “Curi” lo hace de otra forma que creo es la equivocada, en fin, todos nos muestran sus lados más humanos.

¿Quiénes son tus  referentes en la narrativa?


Ribeyro, Bukowski, Genet, Oswaldo Reynoso, Vargas Llosa y García Márquez, son mis maestros literarios. Todos ellos son unos monstruos de la literatura.

¿Trabajas en un próximo libro? ¿Cuál es el título?



Tengo en mente otras historias, entre ellas la segunda parte de “El tiempo y la destrucción”, también un ensayo histórico, un diario y publicar la novela de ciencia ficción que escribí hace tiempo.

¿Qué te pareció Ayacucho? Su gente, su clima, sus platos?


Ayacucho es un lugar muy hermoso, me llevo muchos recuerdos, entre ellos las sonrisas de los niños al tener un libro en sus manos. Vi a muchos padres comprarles libros a sus hijos y los pequeños estaban más que felices. Me emocione mucho ver esas imágenes que permanecerán eternamente en mi mente. La gente muy cálida, amable, muy simpática. La comida riquísima. Solo el clima que fue un poco caluroso y me hizo recordar a Piura.

¿Tienes en tus planes retornar a Ayacucho?


Me encantaría hacerlo en la brevedad posible. Apoyar en talleres, presentaciones, entre tantas cosas más. Siento que la mitad de mi corazón se quedó allá. Ayacucho ha sido el primer lugar donde presenté mi libro fuera de Lima y a la vez la primera Feria Internacional del libro en la que he participado. Espero poder regresar lo más pronto posible y si se da la oportunidad, vivir allá.
Manuel Raya junto a,  Aya y Cucho las mascotas de la FILAY - Feria Internacional del Libro de Ayacucho. 

¿Qué mensaje darías a los jóvenes escritores que recién  se inician en las letras?


Que luchen por sus sueños. Que lean. Que conversen con escritores. Que escriban y escriban mucho. Solo de esa manera podrán formarse y comprender que la literatura es una pasión que te hace muy feliz.

Fotos de rigor de la Clausura de la  FILAY - I Feria Internacional del Libro de Ayacucho. junto a poetas y escritores ayacuchanos, peruanos y del país hermano Uruguay.


La Poética Social de Teodosio Olarte. "Síndrome de humanidad "



Palabras liminares                                                                    
                                                                          
 Por: François Villanueva.

El gran pensador presocrático Arquímedes de Siracusa afirmó con inteligencia y espíritu humanista los motivos que le bastarían para transformar la realidad: “Dadme un punto de apoyo, la palabra justo y el asunto justo, y moveré el mundo”. Esto lo sabía muy bien el poeta peruano más universal César Vallejo, quien exhortó que es deber del escritor ser un artista comprometido con los problemas sociales, un revolucionario del verbo, un precursor de lo bello, lo bueno y lo justo. Entre ellos, con personalidad propia, genialidad singular y consistencia ideológica, se encuentra Teodosio Olarte y su gran aporte Síndrome de humanidad.
En el prólogo poetizado del autor, la voz descontenta y sumamente crítica versa que canta "para agitar silencios y conmover las sombras", pues la "mercancía de rituales capitalistas" está "bajo el control remoto de los dueños del mundo". El poeta se queja del imperialismo capitalista salvaje actual donde toda primera necesidad vital tiene un precio. "Todo se compra, todo se vende: / el agua cuesta, el aire, la luz; / y cuesta la defecación y cuesta la voz. / Alguien ha vendido también su alma / y es posible que mi cabeza de poeta  / ya tenga precio de interdicción".
Como un volcán, la voz poética del poemario Síndrome de humanidad dividida en tres secciones —Síndrome de humanidad, La mano del amor, y Huellas de colibrí—, encumbran erupciones de lava ardiente y artística mediante los hallazgos poéticos propios, producto de una batalla encarnizada entre el verbo y el sentimiento desbordante de expresar el reclamo, el sufrimiento, la protesta, la reivindicación y, al final, la esperanza, la alianza, el amor, la victoria y la adoración de la poesía que se admira, aquel canto que es la sublime epifanía del "síndrome de humanidad" en un mundo mercantilizado y deshumanizador.
En el poema I la voz impreca contra la figura encarnada en el "Dueño del mundo / hijo único de la soberbia y la calamidad", personaje que buscará emponzoñar e intimidar inútilmente el canto del poeta, que como un intelectual es el faro de conocimiento que irradia la Verdad, conoce los linderos negativos en los que ha caído el espíritu de la época. Es por ello que el versificador, testigo y defensor de las grandes mayorías explotadas por una injusta minoría avasalladora, es el poseedor del "síndrome de humanidad", aquel sentimiento que reconoce y repudia los abusos de los más poderosos contra los indefensos, y es con conocimiento de causa que protesta, lucha, canta y triunfa.
La poesía como protesta social, como testimonio revolucionario, como triunfo socialista, como condena severa, como crítica antisistema, como hermandad trabajadora, como búsqueda de un mundo mejor, siempre existe y existirá. Los poemas de Teodosio Olarte expresan el valor, el heroísmo, la perseverancia y la victoria de los pueblos dirigidos por el proletariado, que lucharon y luchan con tenacidad y con fe para construir un futuro mejor (llámese este el socialismo), donde no existan explotados ni explotadores. Se vale del llanto de los débiles, del quejido del explotado, del sudor del obrero, del hambre del menesteroso, de la injusticia cruel, de las enfermedades políticas, del dolor y sufrimiento de ser el hombre indefenso de la Historia. Y el cantor de poemas, aquel ser sensible que ofrece himnos al cielo y a la tierra, siempre ha de juzgar lo verdadero, su bandera es la verdad camuflada en metáforas lacerantes.
Es aquel "síndrome de humanidad", con su canto poético y profunda verdad, que hará florecer a los campos, cantar a las aves, vencer al hambre y la desolación, traer la paz y la justicia, creer en los sueños propios y ofrecernos la propiedad que nos pertenece por legalidad. Es decir, es la resistencia épica y trágica a través del arte surgido en contra del sistema de control que han implantado los "tiranosaurios", aquella metáfora encarnizada que alude a los hombres más poderosos y dominantes de los destinos del planeta. Es la espada luminosa de la Palabra, el síndrome de humanidad que tanto teme el gran sistema neocolonialista. Y de ahí que la voz poética asevere: "Más profunda que mi voz es la raíz de donde procedo! soy hijo de los músculos laboriosos con partida de Manifiesto". Manifiesto de lucha, manifiesto de vida, manifiesto de esperanza.
En este libro que el lector juzgará valioso, existe una crítica sustentada contra las referencias hebreas (acaso la Biblia no tuvo consecuencias fatales en la Historia), y es su tono poético iconoclasta, inconformista, y totalmente desmitificador de las religiones y las ideologías contemporáneas. Basta aprovechar el epígrafe citado en el libro del Evangelio de Lucas, donde el discípulo de Jesucristo se pregunta por la ceguera de los hombres ante el rumbo de la humanidad en los tiempos presentes, pese a que su perspectiva científica les ha otorgado el conocimiento sobre la naturaleza. Denuncia la hipocresía, la pasividad y falsedad ortodoxa de las ideas basadas en la fe cristiana. Y ya en el poema III se alude a un "héroe sin cruz", es decir, sin la carga cristiana por excelencia, con una mención a Moscú, el país del comunismo que entusiasmó a occidente en el siglo XX.
Incluso en La mano del amor, la segunda sección del poemario, el poeta clama por la afinidad de la ideología socialista suya con la de su amada: " Te espero en el parque, amor mío, / allí donde los obreros se aglomeran. / Ajustaremos de amor nuestros pasadores / y nos enrolaremos a sus banderolas". Amor de ideas, amor de amantes, amor de causas justas. "Nos uniremos cantando en el coro de las protestas / para rescatar la canción de nuestras fábricas encendidas", implora el amante como una promesa de amor.

Y es en Huellas de colibrí la sección donde se plasma la influencia maestra de grandes poetas que forjaron en sus versos los látigos del compromiso social sin menoscabar su arte: César Vallejo y Miguel Hernández. El poema final del poemario, como un tributo a esos rastros etéreos, culmina con estos versos vitales: "Porque vientos del pueblo nos llaman, / vientos del pueblo nos protegen, / vientos del pueblo nos animan… / hasta la victoria final de nuestra caminata” El Llamado está hecho, queda en nosotros escucharlo. 



Síndrome de humanidad 

Prólogo poetizado por el autor.

         Cantar es difícil en medio de la podredumbre.
         Ensayo mi voz y entono mi canto
         para sentirme flauta y bailar con el viento
         en nueva aurora que raye de canto a canto.

         Que la luz de los pueblos me brinde su pentagrama
          para agitar silencios y conmover las sombras
          y en alas de golondrinas cardinales
          podamos abrazar con ternura la palpitación del universo.


Ondas hertzianas acometen en la ciudad y el campo,
en tu casa, hasta tu dormitorio y tus sueños.
Tele-ruidos, tele-mandatos, tele-visión
llenan tu cielo de colores y esperanzas;
estrujan tus venas, anudan tu lengua,
barnizan tu cráneo vaciado de primaveras
hasta convertirte en suntuosa calavera,
mercancía de rituales capitalistas,
bajo el control remoto de los dueños del mundo.

Todo se compra, todo se vende:
el agua cuesta, el aire y la luz;
y cuesta la defecación y cuesta la voz.
Alguien ha vendido también su alma
y es posible que mi cabeza de poeta
ya tenga precio de interdicción.
Por eso he decido cantar
antes que me embarguen el ritmo de las venas.

Y aquí estoy
afilando mis armas musicales
para blandir en cinceladas melodías al lado de los míos.
Apología de los sonidos del universo
mi canto será siempre la palpitación de los desposeídos.
Ven, ayúdame a cantar esta enfermedad del canto,
toca mi cuerpo yo soy guitarra, arpa o violín;
soy flauta, piano, percusión del corazón.


              I

        Dueño del mundo,
hijo único de la soberbia y la calamidad,
puedes emponzoñar mi voz si te apetece contra natura
pero voy a cantar.
Con el tono de mi vena adyacente, con el coro de la luz,
con mi hambre de guitarra convertida en melodías,
voy a cantar.

Si te duelen mis campanas
hasta enfrentar tu rabia contra mi canto,
urdirás silenciarme, lo sé:
pero estos sones alineados no cesarán de tañer.
Jamás la sangre en tus cuchillos,
jamás la dentellada de tu pólvora,
jamás tus cárceles alevosas ni tus cánceres infiltrados
intimidarán mi canto.

Afila tu doble filo si quieres
pero no dejaré mi arpa iluminada,
mis cuerdas palpitando sus verbos agudos,
mi trompeta de vientos traspasados,
mi coro, mi grandísono coro de vida orbital,
de aliento ordenando su sinfonía a viva voz.

Sé que te abruma mi canto
nacido en el siglo audaz que cobijó mis inquietudes,
lleno de victorias desde las fábricas y el campo,
lleno de empuje musical para la alegría del futuro;
siglo veinte, que aun victorioso, conoció tu veneno;
que se guardó sus inquietudes para evitar tus hediondas pisadas,
que cumplió su papel en plena refriega,
que   aun   heroico   fue   traicionado,   vendido, descuartizado,
prostituido con tus soborníferos papeles
verdes de crimen y plusvalía.

Era, era, era, mi gloriosa era
descansa su trajinada suela, finisecular,
eslabonada con el camino del mañana.
Por eso seguiremos cantando, firme, unísono,
hasta abrir las puertas de la armonía;
entonces nos estaremos viendo en cada anillo del planeta,
en cada una de mis estrellas,
nos estaremos viendo, infame dueño del mundo.

Balanza mi canto abre sus corolas
peso a peso, tas a tas,
y mis primeras notas abrazan la abundancia del calor humano:
frentes sudorosas, húmeros, camisas arremangadas;
mi gente, mi gen urgente, mi dignísima gente
de hombres, mujeres y niños que nunca dejaron de pugnar...
¡Gloria a sus pies adelante! ¡A su cuerpo contundente, gloria!
¡Gloria mi canto a su lado! ¡Hurra! ¡Hurra!

Dueño del mundo, hijo putativo de tu propia digestión,
fabricante de héroes de material sintético
y de esperanzas a punta de falacias,
nos oponemos de humanidad a tus criminales desmanes
para rescatar el pan de nuestra producción.

Por eso mi canto es justo a la hora del yunque
en la agradable cadencia de los motores
en la infatigable providencia de los campos cultivados.
Y canto a viva voz como una cascada que hiende la tierra
en clave de sol torrente, en pentagrama de magnífica luz.



 L a  m a n o   d e l   a m o r 


Te espero en el parque, amor mío

Te espero en el parque, amor mío,
allí donde los obreros se aglomeran.
Ajustaremos de amor nuestros pasadores
y nos enrolaremos a sus banderolas.

Si me amas, allí cantaremos el himno de los obreros
para que nos escuchen en todos los latidos.
Que allí zarpe el viento de nuestra voz
en ese mar de fortalecidas emociones.

Mi corazón se regocija cuando te veo llegar.
Sé que el tuyo también danza en su rítmica aureola,
porque eres la compañera de mis alpargatas
y compañera de la bandera que agita mis convicciones,.
Amor contestatario en mi voz y la voz de los obreros,
para unirnos cantando en el coro de las protestas
para rescatar la canción de nuestras fábricas encendidas
para que nos devuelvan los surcos de nuestra heredad.

Tu fortaleza es de acero en tu simple contextura de flor
y una galaxia gira en tu sencillez de golondrina.
por eso te amo porque eres rosa blindada
dispuesta a defender el perfume del pueblo.


 Huellas del Colibrí. 


Mirando la pose vallejiana del mismo   Vallejo

Brindo en tu copa de vino trilce
para que me acompañe siempre en las calles
este hombre que me camina sin sosiego.

Sobre tu puño derecho descansa el mundo pensativo
en salutación habitual a los Pedro, a los Rojas,
a los milicianos de España,
a todos los hombres del dolor universal.
Y desde tus adentros se frunce el horizonte
allá en lontananza:
¡cuántos golpes de la vida
habrá que cantar todavía con alegres tiroriros!
Hijo y hermano del acero... ¡Camarada!

Respírame en tus alveolos
para encontrar la tráquea de tu flauta.
Lluévenos, Camarada, de oxígeno
para que salga el sol y nos toque su guitarra.
Que habiendo César
no podrán cesar nunca las lluvias de Vallecito,
desde Santiago de Chuco hasta el hombre,
para nosotros Vallejo,
César Vallejo completamente.
              Completamente
           además
                                                         
siempre,
completamente
             además
           TODO...

completamente, completamente.





Teodosio Olarte Espinoza
Poeta Ayacuchano de la generación del 70, fundador del Movimiento Literario Javier Heraud de Ayacucho. Ejerció la docencia en diversas universidades públicas y privadas del país, y en institutos superiores como la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes del Perú. Actualmente es docente titular de la Universidad Nacional de Educación “”Enrique Guzmán y Valle” - La Cantuta.
Entre sus publicaciones tiene en poesía: Sabina es también Junio en Ayacucho, Cincel, Carta a los trabajadores de la educación, Biografía del pan, Rapicha, Patio de recreo. Y en narrativa tiene Moico, El zapallo que quiso ser como la vid, Cuentos de la CP, EI Taxista.



CHEMA, Ediciones


 y



TESELO, Centro de Cultura y Resistencia

 
Andina,



Organizan:


Gran Contienda  Cultural del Siglo


Haiku     Vs.    Harawi

Arbitro:                 José A. Sulca Effio

Lugar:                      Plaza mayor - I  Feria Internacional del Libro de Ayacucho

Fecha:                 Domingo 12 de noviembre 2017

Hora:                   4.00 pm.


Ingreso libre.


Apuestas:  

Calle Tenería 101 – Teléfono 066-312982


Cel: 961-974415 (Entel)