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TRADICIONES DE HUAMANGA..."HELME".


Huamanga es un hermoso rincón de nuestra patria  muy rico en tradiciones, leyendas, arte y costumbres ancestrales, capital del departamento de Ayacucho, su nombre deriva del quechua “waman ka” que significa “ven halcón”, está ubicado en la sierra central, en un rincón árido de nuestra difícil geografía, el nombre de Ayacucho deriva del quechua “aya cucho”  que significa “rincón muerto” o “mutilar cadáveres”, aunque muchos están de acuerdo que significa “rincón de muertos”.


Tierra de Iglesias, cuenta con 33, cada una de las cuales encierra una riqueza colonial artística, pues sus altares y púlpitos  están tallados en el mas genuino arte barroco, rococó o churrigueresco, hermosos cuadros de la escuela cuzqueña adornan sus paredes, las efigies piadosas están adornadas con alhajas de oro y piedras preciosas, sus custodias y vasos sagrados están catalogados entre los más bellos del mundo.
Portales coloniales con columnas góticas, salomónicas o romanas rodeas su hermosa plaza de armas y sus antiguas mansiones señoriales ostentan orgullosas vetustos escudos familiares tallados en piedra sobre sus portones de roble antiguo, tachonados con enormes clavijas de bronce, balcones amplios, celosías y ventanas de hierro forjado.

Sus principales barrios son Puca Cruz, Pampa Calle, San Blas, Soqllaqato, Buena Muerte, Magdalena, Santa Ana, Belén Pata, San Juan Bautista, Carmen Alto, Acuchimay, Concho Pata, Maravillas, Perico Huayqo.

Tierra de los indómitos pocras y mas tarde de la mas pura nobleza colonial, tierra  de bardos y guitarristas, y sobre todo de habitantes de una profunda Fe Cristiana y costumbres católicas muy conservadoras y hasta cierto punto muy lindantes al fanatismo, este es el escenario donde se protagonizaron los hechos que la tradición nos ha legado.

Helme, apócope de Hermenegildo es el título de un huayno del rico acervo del folklore  ayacuchano cuyo autor se ignora, pero que la tradición nos ha legado los siguientes hechos
Allá por los amaneceres del siglo 20 en la  Muy noble y muy leal ciudad de Huamanga, en la  vieja casona colonial conocida por el nombre de la casa de los Alcázar, situada en Hauancalle del barrio de Puka Cruz, vivían doña Leonora Calle con su hija Rosa Abregú de prosapia colonial muy distinguida, pero             que el tiempo les había privado de la fortuna y  los privilegios que les hubiera tocado ostentar en  épocas pasadas.

Rosita, una espléndida damisela de 18 primaveras, de ojos negros y mirada tierna, boca pequeña y sonrisa angelical, de líneas perfectas y figura distinguida, entre la multitud de admiradores que la asediaban, había dado su preferencia a un joven estudiante llamado Hermenegildo Santacruz, con quien mantenía un idilio secreto a espaldas de su madre.

Mas, como los secretos, por mas guardados que se encuentren a la larga llegan a descubrirse, doña Leonora dio el grito al cielo cuando se enteró de que su joya mas preciada mantenía relaciones amorosas con un estudiante pobre y se opuso tenazmente a que siguieran esos amoríos, Rosita lloró, suplicó, se arrodilló a fin de que su madre cediera, le dijo que amaba realmente a Hermenegildo, pero la madre puso oídos de mercader a las súplicas de su hija y no cedió ni un ápice en su voluntad de no dar luz verde al pretendido romance de su hija y en previsión de que esta cometiera algún desatino, como fugarse de su hogar por ejemplo, la encerró en su alcoba, no permitiéndole salir bajo ningún punto de vista, convirtiendo dicha alcoba en una especie de prisión.

I  así pasaron varios meses, hasta que un buen día, doña  Leonora tuvo la visita del acaudalado platero Jesús Santos, dueño de las minas de Santa Inés, quien estaba enterado de la belleza de Rosita de quien se hallaba locamente enamorado y que lógicamente la visita era con el objeto de pedir la mano de la bella prisionera, doña Leonora al escuchar las pretensiones de tan distinguido (léase: acaudalado) cuarentón, accedió gustosa, pensando que de esa manera aseguraba el porvenir de su hija y también el suyo.

De nada sirvieron las lágrimas de protesta de la niña, pues en ese entonces los padres imponían su autoridad y disponían de la voluntad de las hijas, pensando que en cosas de amores era menester que debía pensarse más con la cabeza que con el corazón, y así nuestra dulce Rosita no tuvo mas remedio que convertirse en la esposa de Jesús Santos.

Como nuestro acaudalado platero realizaba viajes continuos y largos a sus minas, dejando prácticamente sola a su bella y joven esposa, le dejaba prácticamente las puertas abiertas a las tentaciones y ella que aun suspiraba por su amor no extinguido, pensaba continuamente en el joven estudiante que un día le había prometido amor eterno, y sucedió lo inevitable, Hermenegildo y Rosita volvieron a encontrarse y bastó una pequeña conversación para despertar en sus sentimientos los sueños de felicidad que alguna vez ambos se habían  prometido y de esa forma sus antiguos amores volvieron surgir en sus vidas sin importarles nada, ni el juramento de fidelidad a su esposo, ni el qué dirán de la gente tan puritana de entonces, estos amores eran plenamente satisfechos en los días de ausencia del platero,  cuando  el marido salía por la puerta, el amante entraba por la ventana,  merced a una señal que dejaba Rosita, era un pañuelo blanco que amarraba en las rejas de su alcoba, de esa forma se enteraba Hermenegildo de que “no habían moros en la costa” y penetraba seguro y sin preocupaciones en la alcoba de su amada a altas horas de la noche y salía muy de madrugada.

Estos amores ocultos fueron descubiertos por el vecindario, quienes comenzaron a murmurar y constituir un escándalo en voz baja, Ayacucho era un pueblo tan conservador y cucufato que de milagro no seguía la Santa Inquisición, los murmullos se hicieron bolas y todo el barrio sabia de las relaciones de Rosita, menos el marido, lógicamente. Llegaron a tal extremo los comentarios y chanzas que se hacían al respecto hasta que un buen día algún inspirado poetastro, colocó la siguiente letrilla en la puerta de la vivienda de Jesús Santos:
Si Santos es un buen Santo
En el reino de los Santos,
Entonces dinos Santos
El madero donde murió Jesús se llama:
¿Cruz Santa o Santacruz?

El aludido no dio mayor importancia  a las letrillas y al contrario de lo que los vecinos esperaban, llenó de mayores atenciones a su esposa. Al ver que Santos no reaccionaba ante las indirectas  y las evidencias que se mostraban ante los amores ocultos de su esposa, manos misteriosas pusieron otra letrilla en la puerta de su domicilio, en los siguientes términos:
                        Este Santo no adivina
                        Y parece que tiene muermo,
                        Entonces que diga
                        ¿Qué misterio le rezan a San Cornelio?

Ante tales alusiones directas contra su honor el hombre entró en verdaderas sospechas y empezó a realizar una serie de averiguaciones hasta enterarse de la verdad y es cuando la decepción y los celos comenzaron a corroerle el alma y para tener una   prueba de la culpabilidad de su esposa, era necesario encontrarlos in fraganti con las manos en la masa y por ello fingió realizar un viaje a su mina. Como de costumbre, realizó sus compras, cargó las acémilas, y después de despedirse de su esposa partió  rumbo dizque a su mina Santa Inés, se fue hasta Chaqo y despachó a los burros con los arrieros y después de hacer un poco de tiempo, regresó por la tarde a Huamanga para entrar al pueblo de noche y sorprender a la adúltera. Mientras tanto Rosita había colocado la señal convenida y Hermenegildo penetró a la alcoba nupcial donde se entregaron  con frenesí a sus amores ocultos quedando ambos exhaustos y profundamente dormidos, sin presagiar que muy pronto se produciría la tragedia.

Y esa noche, lóbrega y nublada, en que el mismo cielo presagiaba desgracias, una sombra solitaria transitaba por las calles desiertas, con pasos lentos y sonoros, acompañado por los tétricos aullidos de los perros.

Los amantes que se hallaban durmiendo fueron  interrumpidos por los fuertes e insistentes golpes en la puerta, como si quisieran derribarla; Rosita despertó sobresaltada y al escuchar tan estruendosos empellones, inmediatamente sintió la corazonada de que su vida corría un peligro inminente y desesperada comenzó a despertar a su amado, en los siguientes términos;
Rikchariy Helme,                               Despierta Helme
Hatariy Helme                                   levántate Helme
Wañuy puñuychum                            o el sueño de la muerte
Hapillasunki                                       te ha agarrado

Hermenegildo estaba dormido profundamente, mientras que los golpes en la puerta eran cada vez más fuertes e insistentes, mientras que Rosita al borde de la locura y con lágrimas de desesperación se lamentaba impotente ante su esfuerzo inútil:
Hahuan kallipis                                  En la calle de arriba
Alqolla allhuachkan                           Los perros están aullando
Hatariy Helme                                   Levántate Helme
Rikchariy Helme,                               Despiértate Helme
Mamallay kaptinqa                            Si fuera mi madre
Remedio kanmanmi                           Habría aun remedio
Qosallay kaptinqa                              Pero si fuera mi marido
Manañam kanqachu.                         Ya no habría remedio.

De pronto se abrió estrepitosamente la puerta  y Jesús Santos penetró en su domicilio con la furia pintada en el rostro dirigiéndose presto a su dormitorio donde sorprendió a su esposa con el rostro bañado en lágrimas y a su amante profundamente dormido, loco de celos tomó el arma que había previsto premeditadamente y los asesinó a puñaladas sin escuchar ruegos, llantos ni súplicas y luego de satisfacer su venganza los descuartizó para luego huir de su domicilio y perderse en la lobreguez de la noche y desapareció para nunca mas volverse a saber de él, pues la policía buscó por mucho tiempo para que responda por el doble asesinato.

Muchos años después de la tragedia, apareció en el pueblo un orate a quien la gente caritativa le ayudaba a cubrir sus necesidades de alimento y al que le llamaban “el loco Santos” y muchos hombres viejos de la época, reconocían en él, al hombre que había sido el  protagonista de la tragedia que muchos años atrás había conmovido al pueblo católico de Huamanga.

           TEMAS MUSICALES BASADAS EN EL DRAMA "HELME" INTERPRETADAS POR CANTAUTORES AYACUCHANOS. 
         "HELME" ES UNA TRADICIÓN AYACUCHANA MUY CONOCIDA A NIEL DEL PERÚ Y EL MUNDO. HECHOIS REALES SUSITADOS EN LA COLONIA EN HUAMANGA .












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