impenitente
de todas las aguas,
hecha tus redes
sobre mi corazón
y mis pensamientos
y tráeme
el color de los atardeceres,
la canción de las brisas,
el espíritu de las brumas,
la rosa náutica
mecida
en los oscuros abismos
y el puerto
donde encontraré tu recuerdo
para quedarme
eternamente
anclado en él.
Este verano
lo guardaré
entre estrellas y amaneceres,
junto a mi corazón,
para que me recuerde
nuestros sueños y desvelos
entre los mares del amor.
Este verano
lo guardaré
para que me recuerde
las rumosas playas
de nuestras dulces travesías.
Este verano
que ya empieza a agonizar
será la brújula
que guía mi desesperación
cuando te busque
de tarde en tarde,
de nostalgia en nostalgia,
de verano en verano
los años del silencio.
Enigmática ciudad
plantada por colosos,
murallas retadoras de la eternidad,
reino de Patis sagrados,
firmamento sostenido por turquesas
y obsidianas,
extractor de remotas aguas,
celeste guardián del maíz solar.
Detenida maravilla,
hoy,
los siglos anidan de tu solemne
silencio de estrella,
hoy,
la soledad florea
tus sueños de guerrero invencible;
hoy,
los vientos acarician
tus inmemoriales piedras;
y recogen una a una
tus extinguidas voces
y las lanzan al Universo
como amapolas de fuego;
bandada de astros,
lluvia de misterios,
símbolos del mañana,
Roca asomada a la vida,
refugio auroral y salvaje,
mundo de piedra,
sagrario primitivo;
morada
de dioses desconocidos.
Cueva inmemorial
compartida por la luz
y las tinieblas,
pequeño planeta
habitado por cosas sencillas,
silvestres tesoros
pedernales iridiscentes,
aguas prisioneras
y ardientes cazadores.
Pikimachay,
padre y Abuelo
de Warpas y Waris,
señor
del tiempo inconmensurable;
enigma sin respuesta
suspendido en los siglos.
Nido de halcones planetarios
cántico de piedra,
rosa en relámpago,
puntal solar señalando
caminos imperiales.
Ushno
que toca el cielo con sus dedos de piedra
en aéreos ceremoniales.
Piedra tallada por manos del viento,
peldaños que llevan al lugar
donde se forman las auroras,
puerta invencible,
balcón real,
mirador
de soñados horizontes,
éxtasis pétreo
incrustado en el tiempo
como rayo de luz,
como página sin término.
Vilcashuaman,
silencio y oro
retando a la eternidad,
alumbrando la historia,
glorificando la piedra.